Alejandro Canetti (Foto aportada por su biznieta Yanitza Canetti)
Este espectacular judío de Rubens, que se llama Alejandro Canetti, ha dado un salto desde el sombroso lugar que es la biblioteca del Ateneo de Madrid (no fumadores) a este país desnudo, abierto, áspero... Una sandalia griega bajo un pantalón inglés ha cruzado la ciudad por el lado del sol. Alejandro Canetti, comisionista de Helios, va prendido de un rayo que se enmaraña en su melena con una agresividad o complicidad de tanto por ciento. Alejandro Canetti viene a ofrecer el sol; lo trae al modo de un paño de Sabadell que compite con el de Manchester, pero lo trae a la vista, como en la mano, al modo de una flor aromosa, a la manera de una gentil copa de salud encantada. Canetti es el verdadero viajante del sol.
Su cabeza está compuesta para un halo de sol;
la barba se le afirma sobre las mejillas duras, hondas, donde la raíz capilar
debe refocilarse como la de un árbol hercúleo; raíz llena de sol, pelos dorados
como muestras de rayos de sol, así como esas botellitas chicas de coñac, que
anuncian las botellas grandes; todo Canetti está envuelto en cierto prestigio
rubio, y él mismo viene a ser como un almanaque anunciador del sol, una muestra
de esa enorme y esplendida fabrica donde el sol se construye...
Pero la primavera atlántica suele guardarse su
sol; y ahora hay en el cielo, constantemente, nubes algodonadas, como de
algodón acariciado de hollín. Canetti, sin embargo, ha sabido sentir esta
pequeña burla celeste y se ha escondido, sonriente también, como otro sol, bajo
su melena. En tanto, anuncia el maravilloso producto con un entusiasmo de
hombre que está a la puerta y señala con la mano el telón vaporoso. El sol se
para a oírlo y ya se le nota, que le da su comisión de diez por ciento en su salud
recia y alegre.
Seguirá su viaje a América, es comisionista
del sol hispanoamericano. De Madrid traía un sol, que dejó por mínimo en la
fonda; y ahora se recoge el sol indígena para llevarlo al Nuevo Mundo como el
mejor sol habido. Y con una graciosa ironía florentina nos ofrece un tomate
ebrio de rojo, diciendo: "Es una tableta de sol”. Y una copa de agua de
naranjas: "Es una solución de sol".
Canetti y su sol nos llena de recuerdos
brillantes, de momentos luminosos. A ratos, una epilepsia pintoresca y
literaria surge en nuestra memoria... "Espectros"... Ibsen. ¡Ah!
Oswaldo dice en la escena terrible: «Mamá, dame el sol...” Y vemos aparecer de
pronto, por la puerta del foro, a Canetti con una ciruela dorada y húmeda en la
mano.
Otras veces vemos las ciudades insulares secas, sedientas, desesperadas de rocío. Y el sol, cortando peñascos, hirviendo en la lava dormida. Y surge Canetti como un profeta ardoroso, saludando al peñasco saludable...
Otras veces vemos las ciudades insulares secas, sedientas, desesperadas de rocío. Y el sol, cortando peñascos, hirviendo en la lava dormida. Y surge Canetti como un profeta ardoroso, saludando al peñasco saludable...
¡Sol! Fuente de poesía y de vida. Cierto. Las
azoteas de las casas, a pesar de las nubes, están llenas de comensales de sol. Chicos
desnudos, mozas descubiertas. Y el sol, como quien aprueba un presupuesto total
sin mirarlo, cerrando de golpe todas las grietas íntimas. Llegará un instante
en que este grato amigo del sol se volverá a sus dominios después de imponer la
longevidad en la tierra.
Pero en los paréntesis del sol, en las sombras
de su propaganda de sol, nos habla de ese misterio teosófico, que es como otro
sol sin rayos, más bien rincón sombrío y deleitoso, donde los refractarios del
sol nos podemos ir nutriendo con lentitud de siglos. Si el sol no dilata el
caparazón actual vendrá esa infinita convalecencia a la sombra que nos hará
verdaderamente eternos...
Canetti lleva, pues, el sol y el contrasol en
su viaje romántico. La cabeza, cubierta con su melena, y el pie desnudo. Sol y sombra.
Casi la fiesta nacional embebida de metafísica. El cráneo, cobijado por el
bosque de sus cabellos, en donde el pensamiento corre como agua clarísima. Todo
el vegetarismo sutil, la helioterapia psíquica. Un maravilloso arte
ultravioleta...
Y en el lugar de su corbata humana, como el
hombre que sacrifica su cabeza, heroico por un ideal, un cordón dorado y brillante,
que le cercena la nuca como un legítimo rayo de sol Houbigant.
[23-V-1922]
Fotografías tomadas por Venancio Gombau Santos.
Frustrado, afronté el reto. Y para mi fortuna, un par de fotos antiguas emergieron del siglo pasado en mi rescate. ¡Eso sí, no resolvían el misterio! Me encontré con que existen más datos del fotógrafo que del fotografiado. Me encontré también con que todo apuntaba a algún de relación con uno de nuestros españoles más ilustres: Don Miguel de Unamuno (el cual estuvo también en nuestro archipiélago, si bien sobre todo como preso)... Pero cada senda que se abría conducía a un erial. Hasta que siguiendo la pista de una foto me encontré con la web de una escritora cubana, afincada en Estados Unidos : Yanitzia Cannetti.
Yanitzia Cannetti
Aunque casi parecía indiscutible la relación entre ambos, sobre todo con leer un poco la bohemia trayectoria de esta familia a través del tiempo, las naciones y las diversas manifestaciones culturales, tenía que asegurarme. También existía un joven cantante con ese apellido y, por otra parte, la rareza del apellido no era garantía de haber acertado con el objetivo de mi búsqueda. Decidí escribir a la citada escritora en busca de ayuda.
Una vez enviada mi consulta, me dispuse a esperar. Es una vieja costumbre. Y por lo general una costumbre infructuosa, que me obliga a intentar otras cosas. Nadie suele responder. No obstante, entre esperanzado y desosegado, esa noche revisé mi correo antes de acostarme. ¡Alucinado, vi que tenía una respuesta que, entre otras cosas, contenían estas palabras!:
Hola, Ildefonso,
Por los datos que me
das, sí, se trata de mi bisabuelo. No solo frecuentaba, sino que impartió
conferencias en el Ateneo de Madrid por la fecha que mencionas. De origen suizo
(Ticino, en el cantón italiano), viajó a España (a Salamanca) y se quedó en España
por la gran amistad que entabló con Miguel de Unamuno (viajaron juntos por el
mundo) y porque años más tarde se enamoró de una española. Viajó por toda la
península, como científico, humanista, catedrático… y un hombre fuera de época.
Me cuentan que estableció comunas estilo hippie cuando ese movimiento no
existía en ninguna parte del mundo; también consta que fue el primer
naturista de España, promoviendo una cultura sana en un mundo que lo tildaba de
loco. Luego viajó a Cuba y no le fue mucho mejor en relación a su mente tan
adelantada. La sociedad habanera de la época era mucho más cerrada a los
cambios que él proponía en la alimentación y en el estilo de vida.
Tengo muchos datos y
artículos publicados en España, Cuba y Estados Unidos sobre mi bisabuelo. No
sabía, sin embargo, que había estado en Canarias y me alegra saberlo. Por
favor, mándame todos los datos que hayas encontrado. Yo aquí te paso fotos de
mi bisabuelo y te adjunto una nota pintoresca sobre "este raro
personaje" del que me siento tan orgullosa.
Un abrazo,
Yani
Las fotos a las que se refieren figuran más arriba. En cuanto a la "nota pintoresca", publicada en el extinto diario "El Adelantado", es la siguiente:
¡Pueden imaginar mi sorpresa! Si me apuran, la respuesta fue casi inmediata. Agradecido, respondí a mi amable "salvadora" facilitándole el texto de Alonso Quesada que hoy no protagoniza, sino que "coprotagoniza" esta entrada. Y a raíz de ello, bisabuelo, biznieta y un servidor se unen a través de una crónica de la isla. ¡Quién sabe si dentro de otros 92 años otro lunático seguirá con esta extraña "cadena cronoviajera"!
¡Gracias, Yanitzia!
Sobre Yanitzia Cannetti
Yanitzia Cannetti nació en Cuba en 1967, y es un torbellino de conocimientos: fotógrafa, traductora, escritora, políglota, editora y... ¡Y muchas otras cosas más, que hacen que uno crea firmemente que hay genes encantados en su familia! ¡Y encima es guapa y amable! Intentaré volver a hablar sobre ella en cuanto tenga más tiempo y conocimientos. De momento, unos enlaces de esta fascinante mujer que se dedica con especial cariño a la literatura infantil, tanto como escritora como en su faceta de traductora. "El Grinch" habla español gracias a ella.
2 comentarios:
Eres muy amable, Ilde. Muchas gracias por tan dulces palabras acerca de mi persona y por revivir un fragmento de la obra de mi bisabuelo. Tengo un gran amigo, Javier de Castromori, que también busca en los archivos del legado humano todo cuanto pueda resultar de utilidad e inspiración para esta generación. No dudo que un día coincidan en sus entusiastas pesquisas. Tenme al tanto de las novedades en tu blog. Por ahora, mi sincera amistad y un gran abrazo desde Massachusetts.
Yanitzia:
Soy yo quien agradece tu ayuda y tu emotiva generosidad. En cuanto a tu amigo, espero saber de él algún día.
Un gran abrazo.
Publicar un comentario