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sábado, 5 de septiembre de 2009

"Insulario", de Alonso Quesada/ En el solar atlántico-El peregrino



 Esta tarde inesperada de sol rojo, ha llegado al puerto un barco mercante inglés. Los hombres de muelle, los patrones de los veleros, los trasatlánticos alemanes, han contemplado absortos este arribo osado y extraño. El silencio muerto de la bahía se estremeció de amor. Era el barco, un amigo viejo y lejano. ¿De dónde volvía ahora, después de cuatro años de abandono?
 El puerto atlántico estaba solo. Ningún amigo llegaba a él. Los trasatlánticos holandeses, aquellos trasatlánticos que traían a bordo unos muchachos sin color, como si estuviesen esfumados en ellos mismos, y unas mujeres que parecían ópalos, habían olvidado la ruta. El mar vecino, era un mar lleno de traiciones y de emboscadas sangrientas. El puerto, frente a este mar estaba muerto. Sobre los muelles, en cuatro años, había pasado un montón confuso de siglos. Los hombres, tostados del sol, esperaban, inútilmente despiertos, como el agua, el benéfico retorno. Ellos eran el humo mismo de sus pipas; en un anhelo infinito se diluían sobre el azul, las almas económicas. ¿Cuándo será la hora? Y los patrones soñaban sin saber soñar.
 Pero este barco que vuelve, este barco inglés tan valiente labra una fuerte esperanza en las gentes del puerto. ¿Osarán los otros?
 Entonces, llegaban como ejércitos, muchos, todos los días... Ahora, los trasatlánticos alemanes, prisioneros, sonríen cruelmente ante el silencio de la bahía. Los barcos alemanes son unos centinelas, sombríos y traidores. Dicen: "Nosotros no podemos salir, mas ellos no llegarán tampoco." Y en los días de sol violento, los barcos del Kaiser tienen el brillo insolente y descarado del casco prusiano.
 En un rincón del puerto están alineados, con ese inevitable estilo militar, tan incómodo para los ojos latinos que no saben mirar con arreglo a un manual de miradas.
 El barco inglés que ha llegado es un inglés vestido de gris con unos gemelos sobre la espalda y una gorra de lana y una pipa. El barco es un inglés que sonríe impávido, que mira a todos los rincones sabiendo que a él le miran también, mas haciendo como que no sabe lo que mira. El oye decir-"Fíjate en este mister. ¡Qué tío!"-el español es siempre sobrino de todo extranjero exótico. El inglés pasa; los ojos son como si se los colgara delante de él a tres metros, para ver el camino que anda. Y llega a un rincón y pide un periódico.-ahora pide el radio de Poldhu-y se sienta a leer, sin más espacio para el alma que el espacio de la silla. El barco ha llegado y ha enarbolado una banderita. Sencilla: el pabellón royal. Esta banderita tan colorada, es otro inglés que se sonríe dentro de su whisky.



Sistema de radio de Marconi en Poldhu (enlace en inglés), Cornwall(Cornualles) en diciembre de 1901

 En el muelle los trabajadores han abandonado el zoco de los huacales y han acudido al espigón. El barco peregrino ha fondeado. Viene sucio y maltrecho. El camino debió ser largo y fatigoso.
 Los trasatlánticos alemanes han hecho un gesto imperial. Los cargadores isleños han visto cómo el agua que sostiene a los barcos del Kaiser, ha vibrado de espumas, como cuando el ancla se hunde, violenta. El barco inglés está sobre un agua limpia y serena, sobre un agua sonriente y flemática. El barco inglés ha observado la rabia teutona. Y ha enarbolado en el palo mayor otra banderita que parece decir: "shocking".
 La tarde se apaga. En un transatlántico alemán, en el más grande de ellos, que parece una de esas palabras teutonas de treinta letras, suena una campana formidable. La tarde que es latina, delicadamente latina, parece que se rompe como una copa de cristal, al sentir esta campana terrible. El sonido de la campana hace temblar las ondas de la bahía, pero el agua del barco inglés no se estremece. Y los cargadores sienten que el alma se les sube a los ojos y que la imperturbabilidad del navío británico, es la más honda, las más pura de las emociones.
 Y aunque ninguno sabe cómo ejercita el pensamiento sus ideas de amor por este barco amigo que se acerca a nosotros después de cuatro años ausente, todos escuchan sorprendidos y temerosos su propia voz que habla al barco peregrino: "Amigo, amigo lejano que vuelves como un viajero de los caminos ocultos. No nos traes nada para el bienestar o la economía, pero nos traes una sonrisa. Eres una heraldo verdadero. Tú eres la seguridad futura. Nosotros te saludamos con amor. Y queremos verte salir para que estos trasatlánticos germanos se enfurezcan. El agua que los sostiene volverá a agitarse. Tú, en cambio, dejarás una estela blanca, civilizada y de alegría que será el nuevo camino para tu vuelta".
 El barco inglés aguarda la primera de las horas obscuras. La más obscura. Y como un inglés que dobla el periódico, se asegura la gorra y cuelga sus ojos delante de su camino, el barco se aleja...
 Las antenas tudescas lanzan al aire una denuncia silenciosa. El barco peregrino oye la voz y no contesta. Hace como que no ha oído. Y la chimenea ofrece el humo al azul como una pipa británica e indiferente...

Gran Canaria, mayo, 1918
Publicado el 2-VI-1918

Notas personales:

1-He intentado hallar referencias a la existencia en aquella época de un periódico impreso en Poldhu (el supuesto texto que lee el inglés durante su estancia) No encontrando nada, parto de la base de que el navío británico pudiera disponer de un sistema de impresión con noticias emitidas desde la estación de radio de la localidad inglesa. Parece difícil. También (al leer que pide el radio de Poldhu y se pone a leer) caben dos posibilidades. Que en la isla si se dispusiese de alguna impresión como la que suponemos, o bien que el marino pide oír dicha emisora de radio, mientras lee otra cosa. APRECIARÍA LA AYUDA DE CUALQUIER INFORMADOR. GRACIAS.
2- Queda la duda de si la bandera con el sentido de sorpresa, estupor, horror u otras de las traducciones viables de la palabra inglesa "Shocking", que según el autor es citada a la llegada del barco, fue alguna concreta con ese significado(no la he encontrado, dentro del listado inglés, y además hablamos de un código posiblemente desfasado), o se trata de alguna bandera tipo nacionalista o similar destinada a molestar a los alemanes. Dado que sólo se trata de una, parece quedar descartada el uso de varias siguiendo el código de banderas. NUEVAMENTE, APRECIARÍA LA AYUDA DE ALGÚN VISITANTE.

4 comentarios:

Rosna dijo...

Mi querido Preste san , voy conociendo poco a poco tu maravillosa isla , su historia .tradiciones y el alma de su gente a través de tus trabajos .
Gracias por tanta dedicación .
Buen inicio de semana y te dejo un abrazo enorme .
Rosna

Preste Juan dijo...

Rosna: ¡No, mi querida amiga, es a gracias a gente como tú que me apetece poder contar recuerdos como estos!
Un beso.
Y feliz semana, claro.

Página Católica dijo...

Preste, creo que te llevarias muy bien con un amigo de mi hermano que anda por Madrid, amante de la pipa y la lectura tolkeriana, exelente periodista y gran narrador de cuentos.

Preste Juan dijo...

Querida Anacoreta:
Es posible que, efectivamente, me llevase muy bien con el amigo de tu hermano. No por las aficiones, sobre la de fumar, aunque la pipa siempre me resultó un fetiche muy interesante. Aunque las experiencias de un periodista y narrador de cuentos sí es que es un verdadero aliciente. No obstante, dadas mis lesiones de espalda y rodilla, me resulta casi imposible moverme en Gran Canaria. ¡Imagínate pues hacerlo hasta Madrid! Tenía planeado batir el record de nado transatlántico para, partiendo de mis isla, llegar a la capital del país vía Manzanares, pero hasta el río se me antoja ahora todo un reto.
Un cariñoso y sincero abrazo y un saludo para tu hermano y su amigo. Me llegó tu correo. Espero hacerle justicia en cuanto me sea posible.
Eres muy amable conmigo.
Gracias.